UN TRAPICHE EN GUADUAS CON SABOR A PROGRESO

“Siempre pensamos que era imposible que un camión llegará hasta la finca, pero, cuando vimos que el camión de la gobernación llegó hasta aquí y recogió toda la panela para llevarla a los mercados campesinos en Bogotá, mi familia y yo quedamos sorprendidos. Ese día gracias a Dios vendimos todo. El gobernador Nicolás se puso realmente la “10”; como decimos nosotros, con el campo”.

Ella es Margarita Bohórquez, una mujer cundinamarquesa de pelo negro, largo y espeso, con la tez trigueña y la sonrisa amable, de esas que encierran experiencia. Su espíritu de líder social tiene eco en la región, pues su finca “La Fernanda” ubicada en la vereda las Lajitas en Guaduas, Cundinamarca, es un lugar próspero e inspirador donde se cultivan sueños dulces gracias al sabor de la panela artesanal.

Margarita es una mujer campesina, de manos trabajadoras y mente activa, profesional en administración de empresas quien junto a su esposo, claro el amor de su vida, decidió apostarle al campo, a la caña, al melao, a Cundinamarca, al país y a la vida. Juntos crearon “TropiPanela”, una empresa panelera con historia cargada de aciertos y desaciertos que hoy es conocida como pionera en innovación gracias a la idea de  crear un producto de panela pulverizada con jengibre en empaque ecológico. “Y lo que falta”, dice Margarita con su voz clarita, calmada y vivaz, con esa seguridad que deja el saber del campo y sus andanzas.

Margarita es buena para charlar, se va montando en la palabra escarbando en la memoria la vida que ha tenido que pasar para llegar donde está hoy. “Todo el proceso de cultivo y producción de la panela requiere alta intensidad de trabajo, el intermediario paga a plazos, entonces, el dinero no es suficiente para cubrir honorarios de trabajadores ni siquiera alcanzaba para la siguiente producción; por eso muchas veces, tuvimos que pedir préstamos a bancos y endeudarnos”.

No hay dicha sin esfuerzo, eso lo tiene claro Margarita y aunque anteriormente la ganancia del negocio era mínima nunca pensaron en darse por vencidos. En esta dulce charla Margarita toma un respiro y mira al infinito entre las montañas como quien busca un recuerdo, “Muchas veces venía el intermediario y nos decía le pago la carga de panela a $50.000, luego se la llevábamos y nos salía con que no, ‘es que el precio bajó entonces se la puedo pagar a $40.000´. De hecho, todos los demás intermediarios se ponían de acuerdo, incluso nos ofrecían menos dinero”. Sin embargo como buena mujer intuitiva sabía que algo mejor le esperaba, a ella y al sueño de familia que había construido.


Fue a finales el 2021 cuando Margarita se enteró de oidas que la gobernación de Cundinamarca estaba mandando camiones para recoger productos y venderlos ditectamente y rápidamente se puso en contacto con la Agencia de Comercialización e Innovación para el Desarrollo de Cundinamarca. “Yo le decía a mi hija ´ese camión que va a caber por estas vías, no es posible´ pero, para mi sorpresa, el conductor me dice ´no señora, nosotros vamos hasta la puerta de su casa, sino, no estamos haciendo es nada´”. Y con un tono impregnado de reproche   y reflexión comenta, “nosotros teníamos metido en la cabeza ese discurso porque el intermediario siempre nos decía que no podían venir a recoger el producto porque el camión no podía andar por estas vías y menos entrar a la finca”.

TropiPanela ha sido una de las microempresas cundinamarquesas beneficiadas de las estrategias desarrolladas por la Agencia de Comercialización e Innovación para el Desarrollo de Cundinamarca, por ejemplo, con la logística y el transporte hasta los espacios y escenarios dispuestos para que los campesinos y microempresarios puedan vender sus productos a un precio justo permitiéndoles vender más y ahorrando costos. “Ha sido muy buena la ayuda que nos ha dado la Agencia de Comercialización, porque hemos ahorrado costos por ejemplo en los fletes. Además, como no hay intermediarios, vendemos nuestro producto al consumidor final a precio justo y todos ganamos. El dinero que hemos ahorrado lo hemos reinvertido en nuestro trapiche”, cuenta Margarita con un estusiamo que contagia.

TropiPanela cuenta con registro Invima y tiene el sello de Negocio Verde.  Actualmente venden entre cinco y seis toneladas de panela al mes. Quieren tecnificar sus procesos de producción, sin dejar de lado lo artesanal, como el pulverizado manual, consideran que así la panela sabe muchísimo mejor. En un futuro proyectan que su trapiche sea 100% eléctrico.

Margarita, con voz melancólica y esperanzadora a la vez, invita a los jóvenes a que vuelvan al campo, a que apuesten por la agricultura campesina y después de un breve silencio toma fuerza y finaliza diciendo: “el campo es el que nutre y abastece las ciudades, en el campo está la vida, inviertan en el campo que si no es ahora, no será nunca”.

Y como si la vida fue un símil Margarita ve en el proceso de la panela su propia historia,  cultivando la caña, paso por paso, moliendo parejo, alimentando los hornos, logrando el jugo de la caña, dandole forma,  así es la historia de esta mujer de 57 años quien asegura que los sueños siguen y que del campo no se va porque a su vida le quedan muchos años endulzados con panela.

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